Moisés Broggi: Testimonio de un creyente centenario

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Un matí de diumenge estava escoltant la televisió sense massa interès. Anava fent zàping sense buscar res en especial. Però em vaig aturar en un programa cultural d’entrevistes, que em va cridar l’atenció. La veritat és que ja no recordo ni el nom. Era una escriptora jove catalana, que es diu Cristina Hernández. Explicava que havia publicat un llibre sobre les opinions i experiències de persones destacades socialment, de més de vuitanta anys , i que parlaven de la vida, de la vellesa, de plenitud i de creure en Deu. El llibre es diu «Bailar con los ojos cerrados».   Escoltar tot plegat,  em va fer sentir positiva i bé … i també, amb  una mena curiositat per saber-ne mes.

De totes les històries de vida del llibre (que evidentment  vaig llegir mes tard), em va cridar l’atenció una en especial: el testimoni d’en Moisès Broggi, metge i cirujà. Per la seva vida de lluita per la salut de les persones i per la seva vellesa plena de joia i espiritualitat. Gran científic i a l’hora, un gran creient en Déu. En el post d’aquesta setmana, us hem volgut acostar a un pessic d’aquesta entrevista amb en Moisès. Des de Càritas Sant Joan Despí, esperem que us agradi i ens pugui ajudar a tots plegats a reflexionar sobre la vida conseqüent i la vellesa amb plenitud del creient.

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Mayo de 2012, visita a Moisés Broggi, EN su casa de Barcelona.

Llamo al portal a la hora convenida, las cinco de la tarde, y una asistenta me hace pasar al salón donde el doctor Broggi descansa junto a su mujer, Angelina. Es un hombre de ciento tres años, y esta cifra por sí sola me impresiona. Significa que tenía cuatro años cuando se hundió el Titanic y seis cuando estalló la Primera Guerra Mundial.

Después del Bachillerato, escogió hacerse médico, aunque no tenía una vocación definida, pero a los veintiún años ya trabajaba como interno en Urgencias del Hospital Clínico de Barcelona.

…/… Me acompaña a su despacho, amueblado con piezas artísticas, libros, un reloj de pared y un sofá, donde me siento. Hablamos bajo la luz tenue de una lámpara. Me da la sensación de que estoy fuera del tiempo, tan suave es su voz y tan espiritual su pensamiento. Me atiende con una amabilidad exquisita, mezcla de caballerosidad y bondad. Al acabar, el anfitrión me presenta, con un brillo en la mirada, a su esposa. Angelina era la hija de su maestro, y se casaron en 1941 y han tenido siete hijos. Setenta y un año de casados. Ella tiene noventa y cinco años y sufre una ligera demencia. Me dice que ha sido su ángel, que han vivido muy felices y que ahora la cuida tanto como sus fuerzas le alcanzan.

¿Qué lugar ocupa la espiritualidad en la vida de una persona?

La espiritualidad es muy importante, porque cada vez ocupa más espacio en la vida de una persona. El joven no piensa en ello, pero a medida que se hace mayor va viendo que la vida no lo es todo, que hay algo más, algo difícil de definir. Además, la ciencia también revela que la materia no lo explica todo. En la física clásica hay un momento en que la materia desaparece y se convierte en energía. El mundo es un misterio. El joven inteligente también lo ve, que la materia no lo es todo, que hay algo más. …

¿Cree que esta energía nos une a todos, y hasta incluso a todo lo que existe?

Absolutamente, sí. Esta energía tiene la idea del infinito. Para nosotros es muy difícil de percibir, pero existe.

¿Es lo que las personas creyentes llaman Dios?

Eso mismo. La religión quiere personificarlo, pero es muy difícil.

¿Es usted creyente?

¡Y tanto…!!

¿Y cómo es su idea de Dios?

Yo creo en la existencia de un principio creador y ordenador, no del hombre, sino de todo el universo, que es infinito. Es la idea de las grandes religiones también. Sin esta idea, no se puede tener fe. Para el viejo es más claro que para el joven, porque el joven está demasiado apegado al ego. El ego es su futuro, su vida, sus ilusiones, y sus desgracias, y el joven está atado a todo. Vive obsesionado en obtener seguridad, porque siente la vida muy incierta y llena de peligros, y no piensa en la trascendencia. El cuerpo lo domina, y la persona no es el cuerpo, es el cuerpo y algo más.

A su edad, lo más importante es el futuro, a mi edad, lo más importante es el pasado (Ríe). Fíjese qué pequeña diferencia (Silencio). ….

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Su profesión ha estado relacionada con poder prestar ayuda. Y lo ha hecho durante casi setenta años, porque se jubiló con ochenta. ¿Qué ha significado para usted el ejercicio de la medicina?

Ha significado una lucha contra el mal, contra el dolor y estoy contento de la profesión y de la manera con que la he podido practicar, tanto en el frente de batalla como en circunstancias difíciles.

Es aquello que decía Tagore que, cada criatura, al nacer, nos trae el mensaje de que Dios aún no pierde la esperanza en los hombres. Pero cuanto más joven, más difícil es llegar a esto, porque la cosa material pesa mucho. El joven piensa en comer, en tener cosas, y en su futuro y piensa demasiado. El niño pequeño no tiene pasado, sólo tiene un futuro incierto. El viejo no tiene futuro, sólo tiene pasado, y se da cuenta de que este pasado no es nada y que tiene que llegar alguna cosa mejor.

¿Cómo se consigue ser una persona virtuosa?

Amando. La manera de llegar a ser virtuoso es amando. Uno tiene que intentar identificarse con aquella partícula que tenemos dentro, que es luz y es oro. Es muy difícil encontrarla si no es con amor. Cuanto más amor das, más amor recibes. La estima siempre retorna, aunque de momento te parezca que no, retorna. Y los que tú has amado, te devuelven amor. Los hay que buscan esta unión con Dios en la soledad, el ermitaño por ejemplo. Yo no estoy solo. Estoy con mi mujer, mis hijos, mis nietos, mis amigos.

¿Y la muerte?

La muerte es el final del cuerpo material, pero hay algo que sobrevive, que es a lo que llamamos alma, que es inmaterial y no se puede demostrar científicamente. El alma se compara con una corriente de agua, un riachuelo, que pasa por sitios abruptos, por cascadas, y va a parar a un océano infinito, que es la muerte. Cuando se está cerca del océano se siente un sentimiento de satisfacción. Yo he visto morir a muchísimas personas, y la mayoría mueren con satisfacción, aunque hayan sufrido mucho. Llega un momento en que todo se desvanece y parece que hayan encontrado la felicidad. Es como una liberación. He visto mucha gente que había luchado por no morir, y llegado el momento, yo les he preguntado cómo se encontraban y me han dicho: Mira, he sufrido mucho, pero he llegado a un momento dulce, de suavidad y de bienestar extraordinario con Dios. Eso lo he vivido yo muchas veces …….

¿Cree que la medicina de hoy ha perdido la facultad del consuelo?

Claro, porque la relación humana del médico con el enfermo no es como antes. Ahora vas al médico que te toca, no al que te gusta, y el médico está más pendiente de la enfermedad que de la persona. Se ha avanzado mucho, pero se ha perdido humanidad. La medicina cura más pero no consuela tanto.

¿Cree que tienen alguna cosa en común las personas que llegan a centenarias?

Sí, …que no tienen futuro (Ríe).

Extracto de: «Bailar con los ojos cerrados» de C. Hernández

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Mayor Amor, mayor servicio, mayor entrega a los propios dones y talentos, mayor perspectiva de las cosas, mayor generosidad, mayor respecto hacia uno mismo y hacia los demás. Más fe, más oración, mayor sentido de la vida, mayor entrega, mayor claridad en el balance de lo vivido, de lo entregado, de lo hecho.